Me gusta la soledad de los sonidos.
Es un viaje tremendo a las galaxias,
al universo todo sin fronteras
Ni fuerza de gravedad.
Yo te escucho desde mi corazón que vibra.
Te oye la niña triste
Sentada sobre el suelo viscoso de mi alma.
Me dueles desde allí,
Donde más se te ama,
Donde te quiero fresco
Como las tardes claras de la infancia.
Aún recuerdo, con ojos vivaces
De escasos años,
La felicidad de mi cara en tu pecho,
Tu pecho respirado hasta el centro de mí.
Estás a la mitad de todo,
Hecho de arena, nubes, hierro,
Brotando de la tierra en los recuerdos,
salido de mis poros,
como parte de mi cuerpo.
Puedo decir te amo,
Que quiere decir te necesito.
Te digo, en cambio,
Que sólo he comenzado
El camino de amarte.
Disfruto la claridad que da el silencio,
Es sobriedad y da arcilla a la imaginación.
Es un viaje tremendo al centro de la Tierra,
Donde yacen los sueños
De arena, nubes, hierro.
Paola C.H