Son tus ojos, mis ojos,
mi mano, tu mano.
Tú y yo
somos uno,
existimos unidos
uno dentro del otro.
Con tus ojos se fue
una parte de mi alma,
en mis labios aún quedan los besos
que me faltaron darte.
De ti quedó un silencio
de ojos y de boca.
¿Qué hago sin ti?
¿Cómo se nos permite sobrevivir
a los que nos quedamos,
cuando los que se van
se llevan los violines y la luz,
y no nos dejan más que este silencio
y esta oscuridad de ausencia?
Paola C. H.
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