Amo tu tez mulata
y tus ojos de selva,
tu sonrisa risueña,
tus manos delicadas,
tu cara cuando beso
lentamente tu cuello,
tu nuca, tus párpados cerrados.
Me tomas por sorpresa,
me oprimes contra ti;
tu aliento se acelera,
me hablas entre jadeos
que caen en mi nuca.
¿Cómo no recordarte
cada segundo,
cómo no mirar triste
el suelo donde estuviste,
la cama destendida,
la pared con tu aroma,
el verde de tu pulóver?
¿Cómo no estar tan triste
si te he perdido,
si no sé dónde estás,
y está esta sensación
de no poder tenerte,
y fingir que no existe
este ardor en mi corazón?
Quiero gritarte que regreses,
que yo te necesito,
que tirita mi vida raída
y desangrada,
que en mis ojos se anidan
dos cansadas cascadas.
Paola C.H
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