Tuesday, April 28, 2009

Inseguridad


Debes estar dormido en este momento,

es tarde,

y yo sigo aquí con el hueco profundo

de la ausencia de tu cuerpo entre mis brazos,

con el silencio del timbre del teléfono,

con el vacío de tu voz que no escuché hoy.

Y pienso, y me enloquece

imaginar entre qué sábanas

se enredaron tus pies,

tus manos a quién tocaron,

tus miradas sobre quién caminaron.

No quiero pelear más contigo,

pero de mi interior surge un grito

¡FIGHT! ¡FIGHT! ¡FIGHT!

y ya no puedo controlarlo.

Y te extraño todo el día,

y me siento triste y desconfiada

porque temo no ser suficiente para ti

lo que me hace no poder confiar en ti,

porque tengo la sensación

de que alguien vendrá y te arrebatará

de mis brazos.

Hoy me siento sola y nostálgica,

y no sé por qué presiento

la lluvia de los días

que los que amas no regresan más.

Friday, April 17, 2009

Negación



Ese no fue el último beso que te di,

no nos despedimos sin saberlo

en mi puerta, de esa manera

despreocupada.

Yo reparo mil veces

los muchos besos

que nos faltó darnos,

las noches abrazados que no tuvimos,

tus palabras quebradas

en la puerta de salida

camino hacia el avión, que no escuché.

Quiero cortar el cordón umbilical

que me ata a ti,

pero no hay fuerza capaz

de despegarme del dolor infinito

de extrañarte tanto,

a fuerza de hacerme daño.

En mi cama se siente

el aire recorriendo

el vacío nauseabundo

de tu silueta,

la oscuridad que ha quedado

luego del brillo de tus ojos

me ha dejado la cara menguada

y el espíritu deshecho, en jirones.

Amor, cuánto te extraño,

de esta forma obstinada

y perdurable de silencio y naufragio.

En mis ojos cerrados aún me abrazas,

aún eres dulce y protector,

todavía me miras con ternura.

A veces me pregunto si te imaginé

esa mirada de amor,

si en vedad me quisiste;

pero aprieto los párpados

y viene la sensación de tenerte,

el bienestar de sentirte junto a mí,

tus palabras ciertas, o no,

son las que quiero oír,

y te mantengo en mi recuerdo

fresco y abril.

Paola C.

Invitación



Sólo tus ojos verdes, redondos y vivaces

existen,

cristalizados y dorados como espejos

de un tiempo muy remoto,

remoto como nuestras almas

que hace cientos de años

ya se habían amado,

tal vez a la luz de la hoguera,

en un bosque lejano y solitario,

como lo hizo Brida con su amante,

con el frío helándoles la piel,

y como lo haríamos tú y yo

si en Cuba hubiera bosques,

o invierno.

Pero puedes venir al paisaje

selvático de mi dormitorio,

allí hallarás una tierra cubierta de hierbas

y flores donde recostar tu cabeza,

y esta hoguera que soy,

para acandilar tus brazos y tus piernas,

y a tu lengua el vino de mis besos

(de cosecha italiana, añejado por un año)

el tiempo que te tomó ver

que yo soy la mujer de tu vida,

que conmigo está el pan

de cada día

y el gloria del domingo en la mañana.

Paola C.

Nostalgia



La ciudad está callada,

hundida en una desconocida niebla.

¿Dónde estarás?.

Desayunando, vistiéndote tal vez,

o caminando rumbo a la universidad,

esa que se roba tu tiempo para mí

(lo mismo dirá ella)

Ay, ciudad de sol,

tan corroída,

¿por cuál lugar de tu cuerpo

sus pies dejarán huellas,

su piel brillará al sol,

su boca reirá,

sus manos no me tocarán?

Amor, te extraño tanto…

¿pensarás ahora en mí?

Paola C.

Tuesday, March 24, 2009

Equilibrio


Me gusta la soledad de los sonidos.

Es un viaje tremendo a las galaxias,

al universo todo sin fronteras

Ni fuerza de gravedad.

Yo te escucho desde mi corazón que vibra.

Te oye la niña triste

Sentada sobre el suelo viscoso de mi alma.

Me dueles desde allí,

Donde más se te ama,

Donde te quiero fresco

Como las tardes claras de la infancia.

Aún recuerdo, con ojos vivaces

De escasos años,

La felicidad de mi cara en tu pecho,

Tu pecho respirado hasta el centro de mí.

Estás a la mitad de todo,

Hecho de arena, nubes, hierro,

Brotando de la tierra en los recuerdos,

salido de mis poros,

como parte de mi cuerpo.

Puedo decir te amo,

Que quiere decir te necesito.

Te digo, en cambio,

Que sólo he comenzado

El camino de amarte.

Disfruto la claridad que da el silencio,

Es sobriedad y da arcilla a la imaginación.

Es un viaje tremendo al centro de la Tierra,

Donde yacen los sueños

De arena, nubes, hierro.

Paola C.H

Monday, February 23, 2009

El Dulce Insecto

Una libélula pasa,
se posa, se extravía
en el sendero desviado
que traza el viento debajo de sus alas.
Verde, de ojos muy negros.
Tus ojos son insectos esmeraldas,
sus alas transparentes los transportan
de mi brazo hacia el hombro,
luego al pecho que brilla
pálido bajo la luz mediana
que entra entre las cortinas.
Tu boca me recorre los lunares:
por la muñeca, cuello, mejilla,
mi espalda, cadera, seno.
Contigo siempre es primavera,
todo en mí reverdece,
todo canta,
y un sombrero de luz
adorna mi cabeza.
Tibia, tibia coraza tu piel tostada
como pan, como pastel sabroso.
Y tus hombros redondos y carnosos,
y tu abrazo enredado en mi cuerpo,
y tu pecho hogar para mis besos.
Y de pronto silencio:
ya no encuentro tu mano,
y tu voz se oye lejos, pocas veces…
Y yo no hago más que pensar en ti.
La libélula verde revolotea sobre el agua.
Parpadeas un segundo y la ves
que se posa pausadamente
en el nenúfar azul que está a un metro.
Vuelves a parpadear…
y ya no está.
Paola C.H.

Thursday, February 12, 2009

Dos Cansadas Cascadas


Amo tu tez mulata
y tus ojos de selva,
tu sonrisa risueña,
tus manos delicadas,
tu cara cuando beso
lentamente tu cuello,
tu nuca, tus párpados cerrados.
Me tomas por sorpresa,
me oprimes contra ti;
tu aliento se acelera,
me hablas entre jadeos
que caen en mi nuca.
¿Cómo no recordarte
cada segundo,
cómo no mirar triste
el suelo donde estuviste,
la cama destendida,
la pared con tu aroma,
el verde de tu pulóver?
¿Cómo no estar tan triste
si te he perdido,
si no sé dónde estás,
y está esta sensación
de no poder tenerte,
y fingir que no existe
este ardor en mi corazón?
Quiero gritarte que regreses,
que yo te necesito,
que tirita mi vida raída
y desangrada,
que en mis ojos se anidan
dos cansadas cascadas.
Paola C.H